Las niñas caen heridas

CULIACÁN, Sinaloa._ Sucedió de nuevo. Es la 5 mil 207 ocasión en poco más de 5 años.

Todo con la normalidad aguilaresca. Los autos corrían por el malecón, esa avenida que no se llama así, pero así le decimos.

Se acercaban las 19:00 horas del día. Los minutos aceleraron su paso. Las nubes se cerraron y quizá un no culichi pudo percibir ese olor a muerto podrido. Al que ya estamos, digamos, familiarizados. Aunque algunos nos resistimos.

Tuvo qué percibir la peste alguien que no es de aquí. Porque el resto de la gente que acudía a la Isla de Orabá, a pasar el 1 de mayo, no corrió. No olió a la Muerte que ya estaba ahí.

La escena se repitió. Unos pistoleros mataron con ráfagas de metralleta a otro, que segundos antes era una vida. Una persona. Una historia.

Pero así. Zaz. Ya no es más que una estadística. Un bulto de carne desangrada. El 5 mil 207. O el 7 mil 770 del Siglo 21 sinaloense.

Ni qué decir que fue por el malecón, una de las principales vialidades de la ciudad. Mucho menos que las balas se dispararon al centro de recreo que llamamos Isla de Orabá, pero que no es tal.

Dos adolescentes no olieron, pues, la peste a putrefacto. A sus 15 y 16 años ya tendrán cicatrices de bala.

En su piel y en su alma.

Sin edad para votar aún. Para la maldita suerte ciudadana los políticos respiran aliviados.

Dos jóvenes que no tuvieron quién las quitara del camino de las balas, como Pablo Hernández lo hizo con su esposa el 1 de mayo de 2009.

Hace un año, cuando la muerte llegó a su cuarto de renta en forma de pistoleros, el joven de 26 años logró aventar a su pareja y le salvó la vida.

Dinorah y Jessica son los nombres de las adolescentes heridas, pero el Presidente, que no funge como tal, les llamará Las Menos.

Lo que nunca sabremos es quiénes son los culpables.

Fuentes de datos duros: http://www.noroeste.com.mx/publicaciones.php?id=578973, http://www.noroeste.com.mx/publicaciones.php?id=471503 , http://www.lineadirectaportal.com/index.php?opcion=publicacion&noticia=3854 y pgjesin.gob.mx