lunes, 24 de mayo de 2010

Sisíficamente, México

CULIACÁN, Sinaloa.- Llega el día de las elecciones, acudimos a las urnas, votamos, gana alguien y nos pasamos tres o seis años soportando ineficiencias, abusos, tráfico de influencia, corrupción, patrimonialismo, opacidad... Y de nuevo llegan los comicios.

Así es México, políticamente hablando, como el mito de Sísifo que por la eternidad tiene que subir la roca a la cima. Vivimos en el vértigo electoral, pero abandonamos la supervisión del ejercicio del poder.

Somos unos mexicanos que desconfiamos de los políticos, pero los dejamos hacer y deshacer. De acuerdo a la cuarta Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas de la Secretaría de Gobernación, la Cámara de Diputados tiene un 8 por ciento de confianza, la de Senadores un 7 por ciento y los partidos políticos apenas alcanzan un raquítico 4 por ciento (http://www.gobernacion.gob.mx/Portal/PtMain.php pagina=salaprensa&articulo=1456&pref=0&cat=1).

Esta desconfianza se refleja en los niveles de abstención.

Un comparativo de los datos estadísticos sobre participación en elecciones del Instituto Federal Electoral arroja un crecimiento en la abstención de 18.61 puntos, tomando en cuenta la presidencial de 1994, pasando por el 2000 y, finalmente, el 2006.

En las llamadas intermedias, en las que se eligen solamente diputados federales, el crecimiento del rechazo a votar es de 21.17 puntos, comparando 1991 con 2009, siendo 2003 el año que mayor abstención ha registrado con un 58.3 por ciento.

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Índices de abstención en elecciones federales. Las presidenciales en negritas.

AÑO ABSTENCIÓN %

1991 34.03

1994 22.84

1997 42.31

2000 36.03

2003 58.32

2006 41.45

2009 55.20

Fuente: http://www.ife.org.mx/documentos/RESELEC/SICEEF/principal.html

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Sumado a eso, en 2009 surgió un movimiento llamado voto blanco que llamó a anular el sufragio y ahora se intenta repetir en elecciones locales, como la de Sinaloa, por ejemplo.

Así pues, estamos atrapados en el mito de Sísifo electoral. Un círculo vicioso en el que votamos-Alguien es electo-Los políticos hacen y deshacen-aumenta la desconfianza-volvemos a votar, aunque cada vez menos-de cualquier forma alguien sale electo…

***

Una causa de nuestra, por decir lo menos, débil cultura política podría ser la siguiente: la participación ciudadana en este país se reduce a un solo día, el de la elección.

Es en el Día D cuando se concentra todo el tiempo, dinero y esfuerzo en el ciudadano. Y es cuando el ciudadano se acuerda de que forma parte de la sociedad.

El poder comprende dos facetas, por decirlo así. Una es el arribo al poder y la otra es el ejercicio del poder.

En México, sin embargo, estamos sumamente mortificados por el arribo al poder y es por eso que el IFE y los órganos locales electorales tienen una gran atención de la opinión pública.

Claro está, esto no es por azar sino que es resultado de décadas de elecciones de Estado, pero también porque a los políticos actuales les interesa llegar al poder.

Ahora bien, ¿quién está trabajando, impulsando o promoviendo la participación ciudadana en el ejercicio del poder con la misma energía con la que nos involucramos en asuntos e instituciones electorales?

El 11 de junio de 2002 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental y el 9 de febrero de 2004 fue el turno para la Ley Federal de Fomento a las Actividades Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil.

Ambas legislaciones van orientadas a la supervisión del ejercicio del poder, sin embargo, el nivel de atención pública aún no alcanza la destinada al IFE.

Para decirlo en pocas palabras: los órganos electorales y los de Acceso a la Información Pública son complementarios para la cultura política de México.

Las Organizaciones de la Sociedad Civil cierran la pinza en esta tercia democrática, pero aún es un sector muy débil.

De acuerdo con un estudio de Price Watherhouse Cooper expuesto en el Foro Internacional de Participación Ciudadana realizado en la Cámara de Diputados a finales de abril (por cierto, con escasísima participación y organización), las OSC mexicanas emplean apenas el 0.3 por ciento de la Población Económicamente Activa; el país ocupa el último lugar internacional en el rubro de ingresos por donaciones privadas y el último lugar en Latinoamérica de ingresos por financiamiento público.

Dato muy contrastante al ver los indicadores de Estados Unidos. Las OSC del país del norte emplean al 6.3 por ciento de la PEA.

Incluso, según el mismo estudio, las organizaciones civiles representan una fuerza contracíclica en la economía, ya que hasta 2007 empleaban a 8.7 millones de trabajadores y durante la recesión de los años siguientes aumentó en promedio 2.4 por ciento, cuando las empresas cayeron 2.2 por ciento en materia de población empleada.

Tal es la fuerza de la participación ciudadana, no sólo en EU, sino en Francia y otros países de Europa y América.

Los mexicanos, pues, tienen que hacer conciencia y trabajar más no sólo en elegir sino en vigilar a sus políticos y funcionarios, a través de las Organizaciones de la Sociedad Civil.

En este año habrá comicios (incluyendo Mérida, que ya pasaron) en 15 estados del país, los cuales convocarán al 40.13 por ciento de los electores que integran la lista nominal de electores a nivel nacional (http://www.eluniversal.com.mx/graficos/pdf09/elecciones2010.pdf).

Y sí, hay que votar, pero después del 4 de julio, ¿qué? Después hay que supervisar y fiscalizar, como sociedad organizada, el ejercicio del poder de quienes sean electos.

yooania@gmail.com

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ES NUESTRO DINERO. ¿DÓNDE ESTÁ? Un ejemplo de participación ciudadana en Kenia. Haz click: http://www.youtube.com/watch?v=e_dCKo8hDws

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